sábado, 19 de septiembre de 2009

Ñe

Ñe.
Es lo más adecuado que se me puede ocurrir para describir muchas cosas. De lo más relevante que me ha sucedido en los últimos días es que la semana pasada renuncié (abandoné) mi trabajo como dibujante de autocad. La paga no era mala pero ya me estaba hartando. Por un lado ya había llegado al cenit de complejidad que ese trabajo exigía, así que sólo seguía trabajando ahí por el dinero. Es una paradoja que ahora que ya tenía capital, no tenía tiempo para gastarlo.
De hecho la chamba ya era un problema con la escuela: levantarse a las 5:30, entrar a clase a las 7:00, salir a las 12:00 o 13:00, moverme desde CU hasta el toreo (escala en mi casa) para empezar la chamba a las 15:00 o 16:00 y salir en promedio a las 21:00 o 22:00, y estar una hora más tarde de vuelta en casita, medio hacer algo de tarea y dormir unas 5 o 6 horas y volver a empezar.
Francamente estoy seguro de que hay gente que sobrevive horarios más pesados, pero yo sólo aguanté el ritmo un mes. La verdad es que ya estaba usando el trabajo como excusa para evadir la escuela. Lo que me trae al asunto de que a pesar del cambio de grupo la escuela sigue tan insufrible como todo lo demás. Tantas deficiencias...
El mundo allá afuera no resulta más estimulante, con nuestro sistema político, económico y de pensamiento no resultan sorprendentes las charadas como el 'secuestro' aéreo de hace un par de días, o el demente del metro de ayer.
En resumen: otra vez no tengo ganas de nada. Bueno, ya empecé a leer todos los libros que había comprado y no había podido leer.
Ah, y por fin le vendí mi alma a telcel y ya tengo celular.