domingo, 9 de mayo de 2010

De Noah Gordon y Don McKellar: Similitudes entre 'El diamante de Jersusalén' y 'El violín rojo'.

1. En alguna ocasión, Neil Gaiman fue atraído al vórtice mediático del escándalo generado por el fenómeno Harry Potter. Básicamente, unos periodistas escoceses lo sumaron a la lista de autores que demandaban a J.K. Rowling por plagio. Gaiman comentó el hecho en esta entrevista donde además menciona que las coincidencias entre Harry Potter y su trabajo The Books of Magic son meramente superficiales y que si de plagio se tratara, ambos trabajos estarían basados en la obra de T.H. White.

Esto bien puede señalar que las coincidencias temáticas o arquetípicas, o bien referencias al pasado o a otros autores es común en la literatura [y me atrevería a decir que en el arte en general].

2. Allá por el 2002 cuando aún estaba en la preparatoria leí por sugerencia de mi profesora de literatura El médico de Noah Gordon. Me agradó bastante pues disfruté del contexto medieval así como la serie de datos históricos, sobre medicina y sobre el judaísmo con los que el autor adereza la novela. Seguí leyedo libros de este autor. Es interesante que cualquier creador desarrolla un lenguaje, y esto se nota cuando se revisa su obra. Para el caso de Gordon, se repiten como temas el judaísmo, la medicina, la inquisición, viajes, animales de compañía, aprendizajes: relaciones casi paternales con los maestros, amistades entre personas de orígenes contrastantes, etc.

3. Recién leí El diamante de Jerusalén; que trata la historia de un diamante y sus cambios de dueño a lo largo de más de 2,000 años de historia. Fiel a su estilo, Gordon sitúa al diamante en contextos históricos más o menos precisos [lo cual implica condiciones sociales muy particulares en los avatares de la gema], y esto genera una dinámica narrativa donde diferentes tiempos y sociedades se intercalan entre capítulos. Fue así que noté ciertas coincidencias con El violín rojo [co-escrita por Don McKellar, también creador de Odd Job Jack] que describiré a continuación. Si usted no ha leído el libro de Gordon, o visto la película de McKellar puede que le eche a perder la sorpresa revelando detalles contundentes de la trama. Así que proceda con precaución.

4. La trama es similar: ambas historias giran alrededor de un objeto valioso, mismos que dan título a sus respectivas obras. Dado que las historias de los objetos son largas, ambas comienzan en el pasado aunque con motivaciones distintas. La historia del diamante comienza cuando Baruch y otros hierosolimitanos guiados por el profeta Jeremías, deciden robar objetos sagrados del Templo de Salomón para después esconderlos y así protegerlos del saqueo babilónico ante una inminente invasión. La historia del violín comienza con su creación por el laudero italiano Nicolo Bussotti, como un regalo para su hijo aún por nacer. Es importante notar que hasta este punto las similitudes son superficiales, pues a pesar de haber un punto en común, las historias se desarrollan por caminos diferentes y con detonadores diferentes.

5. La estructura narrativa también es similar. Las historias arrancan en el pasado y se desarrollan mediante la intercalación de diferentes tiempos, en un ir y venir entre presente y pasado.

La historia cronológica del diamante comienza mucho antes que la del protagonista [Harry Hauptman, un diamantista en el tiempo presente], que recibe el encargo de adquirir la gema. Y en el violín rojo, la esposa de Bussotti conoce su futuro mediante la cartomancia [en el pasado]. Éstos detonadores, éstas acciones humanas son los que arrancan la historias, llevándonos progresivamente del pasado al presente; la diferencia estriba en el tiempo en que se desarrolla el detonador. En el diamante de Jerusalén, la historia da comienzo en el pasado, como una suerte de introducción y después nos lleva al presente a donde Hauptman; y la historia del diamante avanza progresivamente hacia el presente, hacia el desenlace. En el violín rojo, la historia comienza también en el pasado, donde Cesca la criada, lee las cartas a la señora Bussotti en la cocina de la casa, y de ahí, la trama se proyecta paulatinamente al presente, devolviéndonos al pasado, a la escena en la cocina [al menos auditivamente] como un previo a cada giro en la vida de Anna Bussotti, pues ella ignora que su futuro es el del violín.

De esta manera vemos una diferencia fundamental entre las dos obras: en una el protagonista debe encontrar al objeto; y en la otra, el protagonista es el propio objeto. Análogamente, la estructura es similar, pero inversa. Una historia se desarrolla en el presente, intercalada con vistazos al pasado que se acercan al presente; en la otra, la historia se desarrolla a lo largo del tiempo, progresivamente hacia el presente, con vistazos a un único pasado. Así vemos que en ambas historias, el viaje en el tiempo, del pasado al presente, lo hace el objeto y es éste el que da con los protagonistas humanos.

6. Ambos objetos, son sumamente valiosos y codiciados; de igual forma ambos son legendarios, ambos tienen un duplicado y pese a sus características, ambos poseen un defecto que es lo que los diferencia de duplicado. Para el caso del diamante, este se trata, ni más ni menos, que de un objeto sagrado del Templo de Salomón, el mismo Templo de significado medular en la tradición judeo-cristiana y musulmana [y que por cierto, al igual que el diamante, también ha cambiado de manos a lo largo del tiempo]; es sumamante valioso por su significado histórico y religioso: fue poseido por Saladino y estuvo engarzado en la mitra papal. Su tamaño es considerable y su color amarillo es notable, tanto así que se le refiere como canario. El violín es la obra maestra de Bussotti, dada la perfección de su acústica, y fue poseído por el célebre violinista ficticio Frederick Pope; también es notable su color, generado por la sangre de Anna Busotti, origen y símbolo de la conexión con el violín.

El defecto de ambos objetos es importante para la trama. El diamante posee una nubosidad obscura en su base, que demerita su color y facetas. Uno de los antepasados de Hauptman, Isaac Hadas Vitallo, poseía un diamante casi igual [aunque sin nubosidad], y los intercambió [como venganza por el asesinato de su hijo a manos cristianas] cuando le fue comisionado engarzar el diamante del Templo en la mitra del papa Gregorio. Desde este punto de la historia, los antepasados de Hauptman, y el propio Hauptman han cuidado del verdadero diamante sin saberlo, pasándolo de generación en generación. El violín posee dos marcas distintivas, su color, hecho a partir de sangre, y una magulladura en el mástil producida por un balazo mientras fue poseido por Frederick Pope, como resultado de una disputa pasional. En su momento Pope comisionó una copia del violín, misma que en el presente Charles Morritz [experto restaurador) haría pasar por el violín rojo durante una subasta, adueñándose del objeto verdadero.

7. El personaje de Charles Morritz [interpretado por Samuel L. Jackson] cobra importancia sobre los demás poseedores del violín porque es en su lugar en el tiempo en que se desarrolla el desenlace cronológico del violín [no así el clímax de la película], que es también el momento en que se revitaliza al violín de su letargo en la China comunista. De la misma forma, es en el tiempo de Hauptman en que el diamante llega a su desenlace. Ambos protagonistas son expertos en sus campos [Hauptman en gemología y Morritz en restauración / historia / laudería] y es esta experticia lo que los atrae a los objetos; es notable que ambos demuestran, al principio, poco interés en ese acercamiento [Hauptman no quiere involucrarse en la compra de un diamante en la frontera entre Israel y Palestina; y Morritz simplemente hace su trabajo al cotejar los violines extraidos de China]; sin embargo ambos terminarán involucrados por interés propio al saberse cerca de los objetos: Hauptman, siendo judío, decide que es justo para los judíos recuperar un objeto del Templo; y Morritz desea el objeto por sus cualidades y la mística que lo rodea.

Es notable, aunque no muy relevante, que la gran mayoría de loa poseedores de los objetos y los involucrados en su búsqueda sean varones, salvo por una gitana en el caso del violín, y una judía Yemenita en el caso del diamante. Resulta interesante que ambas juegan un rol romántico/conflictivo con los protagonistas. Esto es probablemente reflejo del género de los autores.

8. En su calidad de extraordinarios, los objetos cambian de mano de manera súbita, que aunado a su longevidad los hace testigos de diferentes épocas y diferentes culturas: El violín manufacturado por Bussotti en Italia pasa a manos de un monasterio en Austria, luego al niño prodigio Kaspar Weiss, luego es robado por saqueadores de tumbas, luego a una familia de gitanos que lo lleva a Inglaterra, luego al violinista Frederick Pope, luego a su proveedor de opio que lo lleva a China, donde es empeñado y heredado a una militante del partido comunista que pasa el violín a un maestro de música para su resguardo y tras la muerte de éste, el violín es llevado a Montreal para su restauración, exposición y venta. Aquí será cambiado por Morritz.
El diamante pertenecía a los tesoros del Templo de Jerusalén, de donde fue sustraído y escondido en el valle de Achor, donde caballeros franceses lo encuentran durante las cruzadas; éstos son capturados y la gema pasa a manos de Saladino, quien la dona a la mezquita de Acre. Ésta es tomada por los cruzados y el diamante pasa a manos de uno de ellos y su familia, que venden la joya a Benevisto Melamed en la península ibérica. El conde Esteban de Costa delata a Melamed ante la inquisición y se hace con sus tierras y el diamante; y convoca a Julius Vidal [residente de los Países Bajos] para facetarlo y así donarlo a la iglesia. Después, el clero convoca a Isaac Vitallo [en Venecia] para engarzar el diamante en la mitra del papa; aquí es cuando Vitallo hace el cambio. Ya en el siglo XX, el nuevo diamante es extraido de la mitra y robado del Vaticano y posteriormente comprado por Faruk, un gobernante egipcio. A la muerte de Faruk, el diamante pasa a manos de Yusuf Medhi, quien desea venderlo. El verdadero diamante pasó inadvertido heredándose hasta llegar a manos de Harry Hauptman.
La historia ficticia de los objetos cobra importancia porque se sitúan en diversas sociedades y culturas, a menudo en conflicto; y porque ambos objetos serán reclamados por sus antiguos poseedores.

9. Resulta evidente que los trabajos son diferentes y que las similitudes en realidad no son sustanciales; las tramas son tan dispares que nada tienen que ver una con la otra pero el parecido está ahí. No es posible levantar el dedo acusador del plagio [como en otros casos], pero ejemplos de similitudes sobran: ya se ha mencionado el caso Potter vs. Books of Magic [que en realidad sólo cubre un caso de todo el espectro 'Potter vs. decenas de obras']; está el caso Dark City vs. Matrix [un análisis de muchos en la red se puede leer aquí y aquí]; el caso Cool World vs. Monkeybone; o el caso Los papeles de Aspern de Henry James vs. Aura de Carlos Fuentes.
También está el asunto de la frecuencia de los temas: la búsqueda de un tesoro es recurrente en la literatura [La isla del tesoro de R.L. Stevenson, El escarabajo de oro de Poe] así como el viaje y transiciones de un objeto valioso [El Silmarillion, El hobbit, de nuevo el ejemplo Potter con The tale of the three Brothers que a su vez debe mucho a The Pardoner's Tale de Geoffrey Chaucer]. Incluso hay casos donde el objeto excepcional viaja cíclicamente y vuelve a su origen una y otra vez [Hellraiser, El libro del cementerio].

10. ¿Qué es lo que conduce este tipo de eventos fortuitos? ¿de verdad lo son?. Tal vez este tipo de imágenes son recurrentes dentro de una sociedad y época como reflejo de su mentalidad, algo así como un arquetipo. Es notable que todos estos ejemplos pertenecen a nuestra época, y todos al siglo XX, a excepción de uno que pertence al XXI [aunque a fin de cuentas, la mentalidad de nuestra incipiente centuria es prácticamente la misma que la del siglo anterior]. ¿Qué tanto influyen la imprenta y la reciente distribución masiva de la literatura y el cine?, ¿es acaso que las imágenes se repiten porque estamos continuamente permeadas por ellas? ¿o forman parte de la configuración subyacente de nuestra psicología?. En todo caso, sería interesante ver en qué casos existe este tipo de coincidencias con la literatura [o cualquier otro medio de expresión] más allá del siglo XX, y ver qué imágenes e ideas han flotado en la mente de las personas, y plasmadas en sus obras.