domingo, 23 de marzo de 2008

Música primigenia, o de cómo la tecnología simpre llega tarde a mi casa

El primer disco que escuché, debió ser alguno de los Beatles, o de Elvis Presley pertenecientes a la colección de viniles de mis padres. O al menos eso es lo que espero puesto que en esa colección también figuran cosas tipo Rod Stewart, Neil Diamond, Barry Manilow, Mijares, un post-púber Luis Miguel, y otras cosas innombrables ochenteras (ungh!). Eso debió ser cuando tenía unos 4 ó 5 años. No es que quiera quemar a mis padres así porque sí, pero esque teniendo cosas bastante interesantes en su pequeña fonoteca como Santana, Pink Floyd, Iron Butterfly (sí! tienen más canciones que In a Gadda-da-vida!) o al Grand Funk; no sé si fue bueno o malo que alejaran esos discos de las pueriles manos de sus hijos al no escucharlos. Después los descubriríamos de todas formas.
Después vinieron tiempos mejores, con la era del cassette, cuando mi hermana (y a veces yo) grababa cosas de la radio. (Radioactivo aún existía, y tener multivisión o cablevisión era la gloria al poder ver mtv, que aún era bueno). Corría el año de 1995, y escuchaba a Nirvana, Smashing Pumpkins algo de Metallica y música de muchas otras bandas que ni conocía, todo cortesía de los cassetes grabados; veía en tv abierta videos de Guns n' roses (que ni me gustan tanto pero tienen buenas rolas) y de Tool que no podíamos grabar porque nuestra videocastera todavía era Beta.
Fue un par de años más tarde cuando en el onomástico de mi hermana llegó a casa una gabachita con reproductor de CD's, y lo celebró comprándose (en cd, of course) el Antichrist Superstar de Marilyn Manson. La puritita onda, cómo olvidar aquella época donde el señor manson todavía asustaba a la gente con sus discos, música y rumores, jaja. Luego, vinieron otros discos, cosas de Depeche Mode, por aquellos años con el Ultra; cosas de Apocalyptica, con el Plays Metallica.. y el Inquisition Symphony, y la lenta sustitución del cassete por el cd; aunque seguíamos grabando cosas de la radio, o discos que aún no podíamos comprar.
Fue entonces, cuando me hice de un dinerito con mis ahorros para comprarme el sehensucht de rammstein, pero mi hermana me regaló mi primer disco: El Live aus Berlín (en versión doble! que incluye unos videos del concierto en quicktime que no podía ver porque todavía no teníamos computadora). Con esa lanita, iría entonces al Tower records más cercano a comprarme el The bends de Radiohead.
Fue una difícil decisión, con tanto disco ahí, yo me sentía como niño en confitería, pero fue más fuerte el deseo de poder escuchar Street Spirit cuando me diera la gana. Evidentemente también estaba el Ok Computer, que para entonces hacía un año que había salido.
Por ese entonces fue la revolución en casa cuando mi jefe trajo su kit de instálelo usted mismo de una antena de multivisión. Por fin podíamos ver videos!. El primero que ví fue the Dope show del manson, videos enormes de radiohead y de Pearl Jam (por aquél entonces pasaban mucho Do the evolution) y otras cosas geniales como Beavis and butthead, celebrity deathmatch, el chico migraña y por supuesto, Daria.
Obviamente, vendrían más discos, antes de entrar a la prepa me hice un trabajito mierdero en una tienda de ropa del centro, horrible y todo, pero con paga. Oh! maravillosa paga que me gasté en el tower records comprando discos de nirvana, de los pumpkins, de radiohead y de apocalyptica. Un año antes había salido el Machina que escuchaba por la radio de mi trabajito (igual que canciones de Muse cuando empezaban y que todo el mundo creía el nuevo disco de radiohead) cuando cayó el bombazo, The Smashing Pumpkins se desintegraba. Ya en la prepa pude escuchar el Machina II (cortesía de un amigo) que sólo se podía bajar por internet.
Habría llegado una video VHS con la que pudimos grabar videos y películas. Por ese entonces, sucedió el milagro: un día llegué a casa y ya teníamos computadora!. Fue la ley, por ese entonces había salido el White Pony de los Deftones y me la vivía jugando el pac-man que venía en el disco. Luego entró a México AOL, entonces pude hacerme de uno de esos disquitos de instalación (que después me provocaría calambres con las cuotas). Estaba de moda el escándalo de Napster, y empezó el ascenso de otros programas como Morpheus o Kazaa. Así que pude hacerme (lentamente con mi conexión de internet de entonces) de esas canciones de discos que no podía comprar o que simplemente no vendían aquí. Vendrían más discos, y un estéreo cacofónico cuando la gabachita de mi hermana comnzó a dejar de funcionar, para entonces habría comprado el mutter de Rammstein, y el white blood cells de los White Stripes.
Dado que los pumpkins habían desaparecido, comenzó la vendimia: saldría el Judas O, y oh sí, el dvd con los videos. Aunque el dvd no era algo precisamente nuevo, (dado que salió en 1997) de todas formas sentí el calambre, cuando lo vimos en casa de un amigo (el mismo con el que escuché el machina II). Entonces pude ver videos que nunca había visto, de la época del Gish y del Siamese Dream, y claro, otros que ya había visto como Bullet with Butterfly wings. supongo que por cosas de derechos de autor, no incluyeron the end is the beggining is the end. Aún así supe que tenía que adquirir ese disco. De modo que aún sin tener todavía reproductor de dvd, lo compré. De todas formas, no tardaría mucho en que a casa llegara la tecnología. Y para probar el nuevo invento de hombre blanco, vendría a mi auxilio el dvd de los calabaza.
Y vendrían más discos... en cd y en dvd, y los cassettes y los vinilos, guardados; ni hablar de las cintas en beta que nadie ha visto en años. así es esto de la tecnología. Lo cual me hace pensar en qué va a pasar con mis discos en veinte años, o quizá menos con estas tecnologías desechables. Ya veremos que pasa, esperemos que cuando la industria musical colapse, aún haya buenos discos por ahí.

martes, 11 de marzo de 2008

Freaky-pedia o de la extraña historia del tamarindo.

Hablando de cosas frikis, pero no tan frikis (en respuesta al desconcierto general -si se le puede llamar general a 2 personas) me encontré con algo sumamente curioso.


Wikipedia, es la más grande fuente de conocimiento inmediato (y no referenciado). pero lo es también de entretenimiento. Resulta sumamente auto-fascinante que siendo la nuestra una cultura tan rica (nada de nacionalismos sensibloides dado que tendemos muuucho al surrealismo) se puedan encontrar artículos en dicha página web sobre cosas que para nosotros son tan comunes. Es rarísimo cuando encuentras artículos sobre tacos, aguas frescas, expresiones, y hasta de la famosa "ola" (que al parecer es invención canadiense), en idiomas tan lejanos como el polaco o el ruso.


Pero esto que me encontré no tiene madre. Se voló la barda. Cabrón.

Vayamos por partes para entender la magnitud del asunto. Buscando información sobre sustancias colorantes, dí con un artículo sobre el tamarindo, el cual los anglosajones llaman tamarind (figúrense). Dado que en casa de mi abuela tienen un árbol de tamarindo, siempre dí por sentado que dicha planta es de origen americano. Imaginen mi sorpresa cuando descubrí que de hecho es de origen africano. Aunque en efecto, se hace mención que en países sudamericanos, e inclusive asiáticos, el tamarindo es muy popular al grado de hacerse dulces.


Lo bizarro, es que el artículo ejemplifica esta situación con el furor que cierto dulce de tamarindo ha provocado al punto de tener una página de fans.

Dicho dulce es:

¡EL PULPARINDO!

NO MA-MEES!!

http://www.pulparindo.info/

lunes, 3 de marzo de 2008

Dance me to the end of love

No sé que se le ocurrió hacer (o no hacer) a mi compañero de bló que dejó todo acá lleno de paranoia. Gente persiguiendo gente sin alcanzarse. Me dejó perpleja el muchacho. Y yo nomás por reflejo volteo hacia atrás y miro como nadie me está siguiendo. Chale. Este es el club de los apestados.
Hoy estuvo esta insegura servidora pegada a la computadora. Ya tienes trabajo, que chido!!! pues noooooooo. Quiero que la ENAP me patrocine para entrar al quórum (ni loca le doy mis 400 varos [que no tengo] por trabajo a esa institución privada que lo organiza). Invertí mi precioso tiempo de paseos y lectura ociosa a preparar mis ilustraciones que mañana iré a presentar al flamante secretario académico con la mejor de mis sonrisas.
Eso quiere decir que pasé todo el día metida en casa. No salí a la calle, ni siquiera cuando chocaron aparatosamente en mi avenida y había "conmoción pública" por no llamarla chisme. Aproveché y por fin después de un largo mes de andar apestando a madres decidí lavar mi ropa. Y cuando llego al lavadero con todas mis renovadas ganas de quitarle el mal olor a mis trapos me encuentro con los tenederos llenos de esto:

La abuela acaba de lavar toda la ropa y cobijas del nieto que vive en mi casa desde hace 20 días, cuando llegó a este podrido mundo. El nido de mujeres con crisis hormonales en el que vivo ahora se ve invadido por un hombre diminuto al que se le tiene que limpiar hasta el último rincón. Y sus pañales siempre terminan embarrados de mostaza.

Pero me dio una buena escusa para seguir haciéndome güey y lavar hasta que deberas ya no haya más remedio.

Saludos apestosos a mi apestado amigo. Así de mal oliente es este mundo y sus relaciones personales. Pero no seamos emos (iiiuuuuu, hasta me puse chinita nomás de imaginarlo) y pensemos que todo puede ir realmente bien. Uno la caga, pero tarde o temprano dejamos de tener diarrea. (nótese mi pésima forma de dar ánimos, chale)

Y si tienen ganas de ver ustedes dos lectores las ilustraciones con las que empecé a decir todos estos improperios vayan a echarse unas lentejas acá a la vuelta.