Hoy estuvo esta insegura servidora pegada a la computadora. Ya tienes trabajo, que chido!!! pues noooooooo. Quiero que la ENAP me patrocine para entrar al quórum (ni loca le doy mis 400 varos [que no tengo] por trabajo a esa institución privada que lo organiza). Invertí mi precioso tiempo de paseos y lectura ociosa a preparar mis ilustraciones que mañana iré a presentar al flamante secretario académico con la mejor de mis sonrisas.
Eso quiere decir que pasé todo el día metida en casa. No salí a la calle, ni siquiera cuando chocaron aparatosamente en mi avenida y había "conmoción pública" por no llamarla chisme. Aproveché y por fin después de un largo mes de andar apestando a madres decidí lavar mi ropa. Y cuando llego al lavadero con todas mis renovadas ganas de quitarle el mal olor a mis trapos me encuentro con los tenederos llenos de esto:

Pero me dio una buena escusa para seguir haciéndome güey y lavar hasta que deberas ya no haya más remedio.
Saludos apestosos a mi apestado amigo. Así de mal oliente es este mundo y sus relaciones personales. Pero no seamos emos (iiiuuuuu, hasta me puse chinita nomás de imaginarlo) y pensemos que todo puede ir realmente bien. Uno la caga, pero tarde o temprano dejamos de tener diarrea. (nótese mi pésima forma de dar ánimos, chale)
Y si tienen ganas de ver ustedes dos lectores las ilustraciones con las que empecé a decir todos estos improperios vayan a echarse unas lentejas acá a la vuelta.
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