El viernes acompañé a un amigo metalero a un concierto de death metal. La banda que quería ver era Incantation y tocaban hasta el último. Esta grácil mozuela (pfjjjaajajaja...aaah) jamás había asistido a un concierto de esta índole. Estuvo bien bueno. Lo mejor, por supuesto, las matas metaleras larguísimas, perfectamente peinadas y amarradas con una liga que acto seguido serían desatadas y agitadas de arriba a abajo y en círculos al más exquisito compás de bataca merol. Rifados los gringos esos que tocaron, la verdad. Las chelas no estaban caras y había en medio del lugar un letrero gigante que decía: se prohibe fumar dentro del bar. El baño contrastaba con el ambiente rudo: el símbolo que designaba a las chicas era el típico abanico de dama victoriana y le de los chicos, un sujeto con bombín. Y había alguno que otro metalero de buen ver. Y chicas guapas en el slam. Salimos como a las dos de la mañana con un intermitente biiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiip que me duró hasta la mañana siguiente.
Comentario para el post de abajo: ¿Ya viste Fargo? Algunas de las escenas más chidas ocurren en estacionamientos. Y nada, se me ocurrió que te gustaría seguramente.
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