miércoles, 16 de abril de 2008

Control

Hoy fui a ver el tributo a Joy Division. La fotografía está chida, todo es un bonito cuadro británico setentero en blanco y negro. El fulano que escogieron de Ian Curtis se estudió muy bien los videos de sus ataques (me refiero a los que hacía cuando bailaba), porque lo hace igualito. La película comienza en 1973 y termina en 1980, cuando el atormentado Ian se cuelga en la cocina de su casa. Yo no sabía que tenía 23 años cuando se mató. Lo más cagado es que estoy escuchando a Iggy Pop en este momento. También es de madrugada. También tengo 23. Pero no tengo una banda, ni barítono en mis jodidas cuerdas vocales que me hagan aparentar más edad cuando canto,
y lo más importante, no tengo ninguna película de Werner Herzog que ver. Se me escapó el suicidio british. Ni pedo.
He estado clavadísima en la historia de Peter Pan. Próximamente un post ñoño al respecto.

1 comentario:

Rattenjunge dijo...

Oh yeah. De verdad que son geniales sus caras de tieso-epiléptico